Félix Torres i Amat de Palou (Sallent de Llobregat, 6 de agosto de 1772 – Madrid, 29 de diciembre de 1847), obispo, traductor, escriturista, escritor, historiador de la literatura y helenista español.
Hijo de José Torres y de Teresa Amat. A los doce años se trasladó a Alcalá de Henares con su hermano Juan, que allí era colegial y capellán mayor. Estudió latín, hebreo, griego y árabe, y después francés e italiano. Pasó luego a Tarragona, donde se hallaba su tío Félix Amat, y allí estudió Filosofía y Teología, que completó en San Isidro de Madrid; se doctoró en Cervera en 1794. Volvió a Tarragona a enseñar Filosofía, Matemáticas, Teología y Sagradas Escrituras. Canónigo de la Colegiata de San Ildefonso el 5 de mayo de 1806, en 1807 Carlos IV y Fernando VII le encomiendan el proyecto de traducir la Biblia a la lengua vulgar castellana. Se trasladó a Madrid hasta que en 1817 es nombrado canónigo sacrista y vicario general de Barcelona. Miembro de la Junta de Barcelona en 1820, y de la de Censura de la misma ciudad, también en ese mismo año, colaboró en el Periódico Universal de Ciencias, Literatura y Artes (Barcelona, 1821) En 1823 sacó la primera edición de su Biblia; pero en 1824 se pusieron en el Índice inquisitorial las Observaciones pacíficas de su tío Félix Amat, lo que motivó la fama de jansenista que se ganó Torres con acudir a su defensa. En 1831 se retiró al Monasterio de San Jerónimo de la Murtra. Este supuesto jansenismo no le impidió ser nombrado obispo de Astorga, consagrado en Barcelona el 1 de mayo de 1835, siendo al mismo tiempo prelado doméstico. Senador por Barcelona, juró el 5 de septiembre de 1837. Se le nombró miembro de la Comisión encargada de estudiar las relaciones de España con la corte romana en 1839, y, fiel a sus ideas, publicó una biografía de su tío y su Apología católica… de las Observaciones pacíficas del Arzobispo de Palmira, Madrid, 1843, lo que le valió la prohibición de Roma de esta obra, el 13 de enero de 1845. Está enterrado en el Hospital de la Corona de Aragón, en Madrid.
Su obra más famosa, aparte de la traducción de la Biblia al español en 1824, son sus Memorias para ayudar a formar un diccionario crítico de los escritores catalanes y dar alguna idea de la antigua y moderna literatura de Cataluña, Barcelona, 1836; el mismo había sido comenzado por su hermano Ignacio, que tuvo una destacada carrera como bibliotecario.